Dolor sin respuestas por la muerte de Francisco



Nota de tapa » 01/09/2012

Un chico de once años murió esperando la ambulancia qu debía trasladarlo a un centro asistencial.

«Nosotros éramos una familia normal, humilde pero muy unida, y ahora nos pasó esto… Todavía tenemos en casa sus carpetas, sus libros, todas sus cosas sin tocarlas. Todavía no caemos…».

La voz se le quiebra a Walter, quien trata de parecer entero y contener a su esposa y a la pequeña Fernanda, que juega con unas llaves intentando escapar de tanto dolor. A su lado, su mujer, Beatriz, no puede ocultar sus lágrimas. El era empleado de una empresa de caudales y ahora es jubilado por una discapacidad. Ella, es ama de casa. Viven humildemente en una casa del barrio Chacabuco, de Florencio Varela, y su único ingreso es su pensión.
Nunca podrán entender por qué esta tragedia irrumpió en sus vidas. Y menos aún podrán entender la falta de respuestas de los responsables del abandono de su hijo, Francisco, que murió, a los apenas 11 años de edad, esperando una ambulancia que nunca llegó.
Francisco, como su padre y el resto de la familia, era afiliado de PAMI, y su número era el 150513028609-02. Su padre posee este beneficio por su discapacidad e incluye a su cónyuge e hijos.
Walter Montivero cuenta lo sucedido a Mi Ciudad: «en la madrugada del 17 de junio pasado, mi hijo se descompuso. No podía respirar bien. Y nunca antes había tenido problemas de salud. Llamamos a la ambulancia de PAMI y vino dos horas después, a pesar de que nos habían dicho que iría en forma inmediata a mi domicilio».
«La ambulancia trasladó a Francisco a la Clínica María Mater, pasadas las 2 de la mañana. El médico que nos atendió nos dijo que el cuadro que presentaba mi hijo era grave, con riesgo de vida, y necesitaba de un área especializada en cuidados intensivos pediátricos, que la clínica no tiene, y que había que trasladarlo. A las 4 de la mañana, los médicos, mi esposa y yo llamamos reiteradamente a PAMI pidiendo una ambulancia, pero recién la mandaron 19 horas más tarde. Cuando llegaron, llevaron a Francisco al Hospital Sudamericano de La Plata», continúa.
«Allí estuvo internado por 10 días, con un respirador artificial y en coma farmacológico, hasta el 27 de junio, cuando lograron compensarlo, y el 29 de junio le dieron el alta. Me resultó extraño que a solo dos días de salir de coma, lo manden a mi casa, sobre todo porque no me dieron un diagnóstico exacto y convincente, y solo me decían que no me preocupara, que mi hijo iba a estar bien», agrega.
Desde el día del alta hasta el 17 de julio, Francisco se quedó en su casa, sin ir a su colegio, el Instituto San Francisco de Asís. Se lo veía débil y volvió a descompensarse. Sus padres esta vez, además de llamar a PAMI, llamaron a una ambulancia privada, que fue la que llegó a tiempo y lo trasladó al Sanatorio Urquiza, de Quilmes. «Ahí también me dijeron –retoma Walter- que estaba mal, y que necesitaba una terapia intensiva. Así que volví a llamar al 139 de PAMI, porque trasladarlo en la ambulancia privada con cuidados intensivos valía 6000 pesos y no los tenía. En 17 horas, PAMI mandó dos ambulancias que no estaban en condiciones para el traslado: la primera llegó con un médico clínico, que informó que el vehículo no estaba preparado para el traslado. La segunda, era pediátrica pero no tenía respirador artificial. Finalmente, una ambulancia que contrató el propio Sanatorio Urquiza, lo llevó otra vez al Hospital Sudamericano, donde lo internaron en terapia intensiva. Allí, permaneció con una máscara de oxígeno hasta el 23 de julio pasado, cuando aparentemente compensado, le dieron el alta y lo llevamos a casa. A la hora de la noche lo notamos mal y lo llevamos con mi esposa al Hospital Mi Pueblo. Allí lo atendió una doctora que le colocó una máscara de oxígeno y le hizo una placa, y pasada la medianoche me dijeron que lo llevara a descansar a mi casa».
Luego, sobrevino lo peor. «A la 1:30 de la mañana nuevamente empezó a sentirse mal. Llamamos a PAMI para trasladarlo y como la ambulancia no venía, yo mismo lo llevé al Hospital Mi Pueblo. Cuando ingresamos, el médico que lo atendió me dijo que Francisco estaba muy mal, con un paro cardiorespiratorio, y que había que trasladarlo urgentemente a un centro asistencial con cuidados intensivos pediátricos. Nos comunicamos nuevamente con PAMI pidiendo la ambulancia urgente y explicando que tenía que ser un vehículo equipado para un chico que acababa de salir de un paro cardiorespiratorio. Empezamos a llamar a las 4 de la mañana, los médicos, mi esposa y yo, pero no venía, así que, ya cerca del mediodía, llamé a PAMI de Florencio Varela. La ambulancia nunca llegó, y me dieron excusas poco creíbles. Llegaron a decirme que las tres ambulancias que enviaron habían chocado. Y a las 16:30 el médico nos dijo que mi hijo había fallecido, con una frase poco feliz «es la primera vez que veo algo igual, no me pasó nunca en mi carrera», concluye Walter.

 

En la Justicia

 

El caso ya tomó estado judicial, y tramita en la UFI Nº 7. Entre las medidas de prueba solicitadas se encuentra el pedido de allanamiento de los centros asistenciales donde el pequeño fue atendido a fin de obtener sus historias clínicas completas, y también la exhumación de su cuerpo para realizarle una autopsia que determine fehacientemente la causa de su muerte.
Además de la posible mala praxis, se abre un interrogante sobre el abandono realizado a un chico de 11 años de edad por una mutual que se sostiene con el dinero de todos los argentinos, y cuyos responsables deberían dar cuentas de su ineptitud o negligencia en este lamentable hecho.


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