EDITORIAL

Fueros para todos



Editorial » 01/07/2017

Después de jugar a las escondidas por un tiempo prudencial, Cristina Kirchner confirmó que será candidata a senadora nacional, lo que en caso de ser electa le garantizará los fueros para mantenerse lejos de la cárcel, si es que finalmente resultara condenada en alguna de las causas que la tienen como principal acusada.
El beneficio no es para nada desdeñable. Basta ver lo que pasa con Menem, quien debería estar tras las rejas desde hace años pero sigue libre gracias a su banca en el Congreso, a donde ni siquiera concurre, y gracias a sus socios kirchneristas, que lo sostuvieron en ese lugar a cambio de su voto cada vez que hizo falta, mientras para los cumpas hablan contra el «neoliberalismo».
Se dijo muchas veces que la justicia lenta no es justicia. Y la parsimonia que llevan los procesos judiciales en la Argentina es el mejor ejemplo de ello. Sobre todo cuando muchos jueces fallan según el gobernante de turno, olvidando la que debería ser su característica más inherente: su absoluta independencia de todos los poderes sectoriales, corporativos y políticos.
Los que asistimos atónitos al saqueo institucionalizado, organizado y protegido desde el Estado, sufrido durante la última década, seguimos esperando que los responsables vayan a prisión.
Mientras los jueces retrasan las causas indefinidamente, el enriquecimiento injustificado de funcionarios nacionales, provinciales y municipales en todo el país sigue impune, y sus beneficiarios buscan su inmunidad eterna acomodándose en las listas de las futuras Elecciones.
El caudal de votos que llevó a Cambiemos al poder no se debió al discurso ni al carisma de Mauricio Macri, sino al hartazgo de la sociedad con un Gobierno, el kirchnerista, que hizo de lo ilícito lo cotidiano, y del autoritarismo y la confrontación permanente su modo de existir.
Lo que la gente eligió en 2015 fue el fin de la prepotencia, del avasallamiento a las instituciones, y de la impunidad.
Los votantes de Cambiemos no votaron a Boudou, Jaime, López, Lázaro, Hebe de Bonafini, Shocklender, Máximo ni Florencia, sino contra la corrupción que carcome al Estado, al país, y a nosotros, desde hace décadas.
Hoteles fantasmas, bolsos repletos de dólares volando a través de las paredes de un convento, abogadas exitosas que nunca firmaron un escrito como tales, gente que pesa la plata en vez de contarla, subsidios a cambio de coimas que causan muertes, empresarios amigos del poder que tienen millonarias deudas previsionales, cajeros de banco devenidos en multimillonarios, mafiosos de ferias ilegales llevados por el mundo junto a la comitiva presidencial, vicepresidentes que viven en un médano y quieren quedarse con la máquina de hacer billetes, gobernadores inútiles que pretenden dar cátedra de cómo se gobierna, ancianas fascistas que amenazan a los jueces, al presidente y a quien se les ocurra creyéndose intocables, falsos periodistas que intentan mantener la mentira, hijos que nunca trabajaron pero amasan millones, fiscales que acusan a la Presidente y aparecen muertos. Contra todo esto, se votó en 2015.
Ojalá que este año no se vote a favor de los «Fueros para todos».


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