EDITORIAL

Efecto Boomerang



Editorial » 01/08/2017

Más de 90 diputados de la Nación impidieron con sus votos que Julio De Vido fuera separado de la Cámara.
Se trata del legislador con más denuncias en su contra de la historia argentina, procesado en cinco causas e imputado en otras 26.
El mismo cuyos subordinados, como José López –el hombre de los bolsos con millones de dólares en el convento de las monjitas- y Ricardo Jaime –el hombre del yate digno de Rockefeller y las infaltables cadenas y anillos de oro-, están presos por actos de corrupción. Y cuyo cuñado, el «Mono» Minnicelli, está prófugo, involucrado en un escándalo de contrabando con containers en la Aduana. El que, a través de su poderoso Ministerio, decidió el destino de multimillonarios fondos durante la última década, abarcando los gobiernos tanto de Néstor Kirchner como de Cristina. Y que suma entre las causas en su contra, la recordada Tragedia de Once, en la que murieron más de 50 personas.
Pero el kirchnerismo, que no hace mucho tiempo se había opuesto –fue la única bancada que actuó de ese modo- a la Ley que declara la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, volvió a hacer causa común para proteger a una de sus figuras más representativas. Y lo consiguió, junto a algunos aliados, y con el voto bobo de la Izquierda, -que cree que la forma de defender a los trabajadores es cortar las calles e impedirles llegar a sus trabajos-. Esa Izquierda retrógrada, que fracasó en todo el Mundo, y olvida que el hambre, las calles de barro, la falta de agua potable y de cloacas son la consecuencia de una cleptocracia institucionalizada. De actos como los que De Vido ejecutó o por lo menos avaló, junto a una casta privilegiada que se enriqueció ostensiblemente y sin pudores. De un crecimiento patrimonial que abarca desde la «abogada exitosa» que nunca actuó como tal, hasta al más pequeño Intendente del Conurbano, donde los ejemplos en tal sentido abundan.
Y como la hipocresía no tiene límites, fue la propia Cristina quien en 2001, decía que «no podían incorporarse a la Cámara Alta ciudadanos con múltiples procesos judiciales», para impedir que Raúl Romero Feris asumiera como senador nacional. "Incorporar a un ciudadano con múltiples procesos, todos ellos con motivo del ejercicio de la función pública y ya uno de ellos con condena -si bien no está firme- agregaría un escándalo difícil de superar y heriría de muerte las posibilidades de reconciliar esta institución con la sociedad", afirmó.
Pero ya se sabe; de algunas cosas conviene no acordarse. Y menos aún en tiempo de Elecciones. No vaya a ser cosa que sus palabras terminen siendo un boomerang, ya que la que está a punto de ganar una banca dentro del Senado es precisamente la múltiple procesada ciudadana Cristina Kirchner.


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