Casa del niño José Kentenich: 34 años de labor comunitaria



Sociedad » 01/07/2019

Hace 34 años en pleno barrio San Nicolás, que en ese entonces tenía casi todas las calles de tierra y era un lugar casi olvidado, se inauguró la Casa del Niño Padre José Kentenich.
Con la idea de albergar a niños de entre tres y 13 años en situación de vulnerabilidad, el emprendimiento tuvo siempre hombres y mujeres muy compenetrados en su trabajo que posibilitaron que hoy, dicha “Casa”, ubicada en la calle Alvear, sea un gran referente en esta ciudad en materia de aprendizaje y desarrollo personal para cientos de chicos de hogares humildes que pasaron y pasan aún por sus aulas.
Mi Ciudad dialogó con Mercedes Verón, directora del lugar desde 2012 en una fría mañana de fines del otoño.

 

-¿Esto es una ONG?
-Si. La Institución se creó con la finalidad de contención, recreación y aprendizaje para los nenes. Tenemos alumnos de entre tres a trece años divididos por grupos, cuatro en turno matutino y cuatro en el vespertino.
-¿Cuántos concurren en total hoy en día?
-Aproximadamente 360 chicos. No sólo vienen de San Nicolás, sino también de Chacabuco, San Eduardo, El Molino, La zona de la tosquera que es un asentamiento reciente y hasta de Solano. Y todos con muchas necesidades. Esto se pensó pensando en ellos ya que trabajamos con una población muy vulnerable, hay familias enteras cuyos jefes de hogar están desempleados, otros cobran los planes pero obviamente no les alcanza.
-Con casi 400 asistentes, ¿están desbordados o tienen cupo suficiente?
-No. Sobrepasamos el límite. Hay un cupo menor porque tenemos un aporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires a través de becas y si sobrepasamos el cupo, todo el resto corre por nuestra cuenta. Otros años en que estuvimos sobrepasados fue en 2001 y 2002.
-¿Cómo es un día normal acá?
-A la mañana llegan, se les da el desayuno, a las 10.30 una media merienda y antes de retirarse el almuerzo. Lo mismo para el turno tarde, empezando con almuerzo y siguiendo con las meriendas. En medio de esas cuatro horas hay distintas actividades con las docentes a cargo que en realidad son orientadores pero los chicos les dicen “seño”. Hacen manualidades, reciclado, educación física, cada 15 días catequesis y también los preparamos para su primera comunión que la reciben aquí mismo gracias al aporte de la Iglesia San Pantaleón a la que pertenecemos y nos corresponde como Parroquia.

El matrimonio impulsor de esta Casa a mediados de los 80 junto con un Sacerdote del Movimiento de Schoensttatt, el Padre Esteban Uriburu, fundó el lugar y le pusieron el nombre del creador de Schoensttatt, el Padre José Kentenich. Al comienzo las hermanas de la congregación colaboraban activamente hasta que en la actualidad esas tareas las hacen las orientadoras, lo que no quita que sigan teniendo un contacto entre ambas instituciones como por ejemplo en octubre, cuando los chicos visitan el Santuario de la calle Misiones.

-¿Hay algún proyecto que quedó en carpeta de años anteriores?
-Si. Y por suerte lo pudimos poner en práctica este año, que es una huerta gracias a la colaboración del INTA. Tenemos ganas de reabrir el salón de informática que en este momento no está funcionando por falta de medios económicos para pagar a un docente y también el Taller de Música.
-¿Con qué colabora la Municipalidad?
-A través de la Secretaría de Cultura, nos manda un profesor de teatro y una profesora de danza que en breve estarán comenzando a trabajar. Son dos áreas muy lindas y los chicos si no es acá, en otro lado no pueden acceder. Los padres no tienen para llevarlos al centro de Varela dos veces por semana.
-¿Aquí quieren lograr otra cosa más allá del alimento y la enseñanza?
-Si. Y eso es lo que queremos que la gente sepa. Los que no nos conocen y los que si. Si bien otorgamos el alimento a los nenes, nuestra visión real es poder promocionar a los chicos como sustento de derechos, a ellos y también a sus familias. Nuestro trabajo no termina a las cinco de la tarde, sino que sigue a través de ellos en sus casas. Queremos llegar siempre un poco más allá porque los grandes también necesitan de nuestro apoyo, nuestra orientación, nuestra compañía. Hace unas semanas una de las nenas que viene acá tuvo la desgracia de perder a su mamá y al primer lugar que acudió la familia en busca de ayuda, fue a nosotros. Y eso es lo que nos pone bien, porque quiere decir que nuestro trabajo está bien hecho porque ellos saben que pueden contar con nosotros. La comida, la vestimenta y el calzado son complementos, nuestra misión y el objetivo básico es poder promocionar a los nenes en todos sus derechos.

 

Más información en www.casadelnino.org.ar y en los teléfonos 4255-6776 y 4816-3211.


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