Elecciones y relax para el “vacunado vip” Julio Pereyra



Nota de tapa » 01/12/2021

2021 terminó siendo un gran año para Julio Pereyra. En cualquier país medianamente serio del mundo, que un legislador provincial haya recibido las dos dosis de una vacuna a escondidas y haciéndose pasar por «personal de salud» mientras millones de personas, muchas de ellas de riesgo, ni siquiera habían recibido la primera, hubiera significado el fin de su carrera política

2021 terminó siendo un gran año para Julio Pereyra. En cualquier país medianamente serio del mundo, que un legislador provincial haya recibido las dos dosis de una vacuna a escondidas y haciéndose pasar por «personal de salud» mientras millones de personas, muchas de ellas de riesgo, ni siquiera habían recibido la primera, hubiera significado el fin de su carrera política. Pero en Argentina, el protagonista de este escándalo fue doblemente premiado. En primer lugar, por su partido político, el peronismo, que lo incluyó en el décimo lugar de su lista de diputados nacionales. Y en segundo término, por la ciudadanía, que lo votó y lo llevó al Congreso Nacional.
Cuando Mi Ciudad reveló que en el Hospital El Cruce también funcionó un «Vacunatorio VIP», del que se sirvieron funcionarios y amigos del poder político varelense, el viejo barón del Conurbano, conocedor como pocos de los humores sociales, hizo silencio y desapareció por un par de meses de la escena pública. Cuando vislumbró que el tema, en principio replicado por medios de todo el país, ya se había olvidado, no sólo reapareció, sino que hasta redobló la apuesta, creando su propia «Escuela de Gobierno» cuyas primeras «clases», con Aníbal Fernández y personajes similares, fueron transmitidas por la Web para toda su militancia.
A lo largo de los últimos 30 años, Pereyra fue un sobreviviente. No sólo sobrevivió a la causa por la explotación de 200 obreros en «La Voz del Campo» y a cada denuncia por enriquecimiento ilícito. Sobrevivió también a cada interna peronista, sabiendo acomodarse en cada momento quedando siempre al lado del poder real. Y supo construir un poder casi hegemónico en Florencio Varela, con proyección provincial y nacional.

El último 14 de noviembre, al conocerse el resultado de las Elecciones, en el majestuoso búnker del peronismo varelense, tal vez una de las pocas cosas que progresaron en nuestra ciudad en la «Era Pereyra», el ex intendente festejó eufórico con su gente el aplastante triunfo local, junto a un exultante Andrés Watson.
Los más de 100.000 votos obtenidos pulverizaron todas las pretensiones de los que pensaban que nuestra ciudad podía una vez ser espejo de lo que pasó en prácticamente todo el país, donde el Frente de Todos sufrió una derrota monumental.
Pocos días después, seguramente agobiado por un año de duro trabajo en la Legislatura, Don Julio decidió darse un descanso y se dirigió con su esposa a pasar el fin de semana largo a las atractivas playas de Pinamar. Allí, fue visto en el exclusivo balneario Terrazas al Mar, en cuyo restaurante pueden degustarse manjares como una tabla de mariscos para dos personas, a 4350 pesos, o una parrillada de mar, por 5430 pesos. También un lomo con panceta y puré, por 2430 pesos, o una más modesta hamburguesa con papas fritas por 1650 pesos. Y, para alguien que esté mal del estómago, también está la opción de una sopita de calabaza, por módicos 1020 pesos. ¿Para tomar? Una Imperial tirada de medio litro, 580 pesos. Y de postre, un heladito de mascarpone y frutos rojos, a 880 pesos.
La habitación doble del hotel cuesta hasta 33.000 pesos diarios y el alquiler de una carpa, por jornada, hasta 3900 pesos. Entre los servicios, se ofrece spa, sauna, jacuzzi y un amplio campo de golf. Todo muy nacional y popular. Y muy acorde con quien representa a uno de los distritos más pobres del Conurbano.
A partir de diciembre, Julio Pereyra ocupará una banca en el Congreso de la Nación. Muchos de los que lo subestimaban se preguntan ahora si ese será su techo o todavía habrá más.


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