La odisea de Celeste



Nota de tapa » 01/06/2022

El año pasado, el caso de Celeste Cáceres tomó gran repercusión a través de las páginas de Mi Ciudad y de nuestro sitio de Facebook. La joven ahora tiene 26 años y padece varias afecciones que pusieron en peligro su vida.

El año pasado, el caso de Celeste Cáceres tomó gran repercusión a través de las páginas de Mi Ciudad y de nuestro sitio de Facebook. La joven, ex alumna del colegio Homero Manzi de nuestra ciudad, ahora tiene 26 años y padece varias afecciones que pusieron en peligro su vida. Son ellas, heminopsia bitemporal, diabetes insípida, hipotiroidismo y una de la que el suyo fue el primer caso en el país, lo que motivó una larga espera para que llegaran desde el exterior los equipos adecuados para su operación: Panipohipotuiatirismo.
Celeste, que tiene un cráneo faringioma (tumor de encéfalo) de nacimiento, ha venido reclamando infructuosamente la asistencia del Estado para recibir una costosa medicación que necesita de por vida. Su urgencia tiene fundamentos válidos: hay familiares suyos que murieron por estas enfermedades.
Que su desesperado pedido haya tomado conocimiento público y se haya viralizado en las redes causó malestar en el poder político local, desde donde se intentó desmentirla ante cada declaración.
La joven, que vive en Villa Hudson, fue operada dos veces, una de ellas luego de estar ocho meses internada en el Hospital Pedro de Elizalde, de la ciudad de Buenos Aires. En estas intervenciones le extirparon la glándula pituitaria y la hipófisis, y pasó meses recorriendo oficinas para recibir la ayuda que todos le negaban, tanto en los organismos de salud de la Nación como en los de la Provincia. En Florencio Varela su suerte no fue distinta. «El Intendente Watson me prometió que iba a darme la medicación, pero solo me mandaron unas zapatillas y una bolsa de mercadería», recordó Celeste a Mi Ciudad. «Yo lo agradecí, pero necesitaba la medicación. Y la medicación nunca llegó. Solo me dieron levotiroxina. Cuando lo dí a conocer, la Municipalidad hizo un comunicado diciendo que sí me la habían dado, pero no era cierto. Así empezó el conflicto. Cuando llegué al Hospital El Cruce el médico, el Dr. Salas que me operó me compró los medicamentos y dijo que sin eso yo no iba a vivir… Me estaban dejando morir», agrega.

En estos días, Celeste, que sigue en recuperación y todavía no puede volver a trabajar, tuvo una buena noticia. A través de la gestión de su abogado, el Doctor Carlos Diéguez, se logró una sentencia firme que obliga a PROFE Salud y a IOMA a proveerle la medicación mes a mes. El letrado adelantó a Mi Ciudad que ese no será su único paso judicial. «Hay una denuncia penal contra funcionarios en marcha», afirmó.
Mientras tanto, Celeste, que vive con su padre de 70 años y no tiene ingresos en su hogar, subsiste gracias a la ayuda de vecinos y amigos, y agradece profundamente el apoyo recibido por parte del club «los Huracanes de Bernal». También, la gestión de los abogados Diéguez y Ruben Domene. «Con la Pandemia tuvimos un gran problema. Mi papá está indocumentado, no le sale el DNI y no recibe ningún aporte estatal. Yo no podía hacer nada, porque después de la operación no me dejaban hacer fuerza. Cuando empecé a trabajar los médicos me dijeron que tenía que aislarme porque no tenía defensas. Recién ahora empecé a tomar medicación para esto. Tuve que vender mis cosas, hasta la cama para subsistir. Dormí cinco meses en una silla. Y una Iglesia me donó una nueva cama. Estuve casi tres años tomando mal o no tomando la medicación. Tampoco comía bien. Acá tenía todas las puertas cerradas… Querían que borre todos mis reclamos para ayudarme. Fue todo muy duro, una pesadilla. Tenía miedo pero si me quedaba callada perdía la vida», aseguró. «Empecé a salir recién ahora, y tengo que hacerme los análisis de nuevo».


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