EDITORIAL

Beba de Faggiano



Edición Impresa » 01/06/2014

 

El nombre completo de «Beba» es Flora Aída Newil Adriana Maldonado de Faggiano.

 

Nació en el barrio de Flores, el 28 de enero de 1934, y no esconde sus espléndidos 80 años. «No tengo vergüenza de decir mi edad. Y le doy gracias a Dios todos los días», aclara. Casada con Jorge Faggiano, con quien comparte su amor por el Peronismo y por Boca –»algo en lo que nos pusimos de acuerdo desde el primer día», dice- tiene cuatro hijos, Daniel, Jorge, María Alejandra y María Gabriela, ocho nietos –de los que nos describe detalladamente sus diversas personalidades y ocupaciones- y una bisnieta de un poco más de un año, y recuerda con devoción a su suegra Tota, «que fue una madre para mí» y de la que asegura haber aprendido muchas cosas.

 

Con ella, dialogamos en la Redacción de Mi Ciudad.

 

 

 

 

-Empecenos con su infancia…

 

-Me crié con mi hermano en Capital. Mi papá, Carlos Maldonado, trabajaba en la Municipalidad de Buenos Aires, y estaba en el Sindicato, y mi madre era celadora. Perdí a mi mamá cuando tenía 9 años. Papá fue uno de los fundadore

 

 

 

 

-Cuéntenos sobre ese día…

 

-Cuando eligieron a Perón, después del acto que se hizo en el Luna Park, estuvimos con él, en la sede del Partido Laborista, que estaba en Bartolomé Mitre entre Carlos Pellegrini y Suipacha, frente al Palacio San Miguel. Fuimos caminando desde el Luna Park hasta el partido, solos, con mi hermanito, yo tenía unos once años y él, seis. Y ahí ya estaba mi papá esperándonos. Y el General… Todavía tengo el recuerdo de sentir su mano pesada, encima mío. Nos tenía de un lado a mí y del otro a mi hermanito. En el Partido había un buffet, y Perón pidió: «traiganme para los chicos una Bidú y unos sandwichitos»… Eso no me lo olvido más. Y tampoco me olvido de unas palabras que Espejo le dijo a Perón ese mismo día: «No te hagas el loco, que así como te subimos, te bajamos…»

 

 

-¿Se lo dijo delante de ustedes?

 

-Se lo dijo delante de todos los que estábamos ahí. Muchos años después leí esa anécdota en un libro.

 

 

 

-¿Había más chicos presentes?

 

-No. Éramos los únicos chicos que estábamos ahí. Estábamos acostumbrados…Mi madrina vivía cerca y yo me quedaba con ella, y desde su casa siempre íbamos al Partido a buscar a papá. También hubo una época en que él acompañó mucho a Eva Perón en la Fundación, e íbamos a esperarlo a una confitería.

 

 

 

-¿En qué escuela hizo la Primaria?

 

-En el Liceo de Señoritas Nº 2.

 

 

 

-¿Con qué cosas se divertía?

 

-Iba mucho al club de los municipales, al que le decíamos «Muni». Ahí jugaba al basquet, al hóckey… Todavía tengo un recuerdo en el tobillo. Un palazo que hasta el día de hoy me sigue doliendo. Y ahí conocí a Gatica. Y al panameño Clarence Sampson, un boxeador que le había ganado a Gatica, y que, me enseñó a bailar mambo. También me gustaba mucho ir al cine… Mi papá me llevaba a uno de Avenida Corrientes que daba dibujitos, e iba al Teatro Baby, que estaba donde ahora está el Teatro Ateneo, que tenía los espejos mágicos, y otros juegos… Papá también nos llevaba a exposiciones, recuerdo una de un 4 de junio, con tanques de guerra y aviones…

 

 

 

-¿Dónde conoció a su esposo?

 

-A Jorge lo conocí en Lomas, en una matiné. Esos bailes duraban hasta las nueve de la noche, con conjuntos de jazz en vivo. El era amigo de mi hermano, que hacía rato le venía diciendo que tenía que conocerme. Llevamos 55 años de casados… Y lo quiero. Si no lo amara, no lo aguantaría como lo aguanto.

 

 

 

-¿Cuál fue su primer trabajo?

 

-Trabajé en dos fábricas de muebles, en Capital, en la parte administrativa. A la hora del mediodía, en vez de descansar, me iba a hacer trámites a los Bancos.

 

 

 

-¿Cuándo vinieron a Florencio Varela?

 

-En 1969, cuando ya estábamos casados y teníamos a nuestros cuatro hijos. Alquilamos la Estación de Servicio de Martino, que en realidad era un chalecito con dos surtidores, al lado del Mercado de Floridia, en la Avenida Vázquez y vivíamos arriba, porque no había donde alquilar,. Nos cobró una llave que pagamos con una propiedad, con otra propiedad construimos y con otra, llenamos los tanques.

 

 

-¿Qué otras estaciones de servicio había en la ciudad?

 

-La Esso, en Mitre y Avenida San Martín, la de Cipriano y la de Cámpora y Zerega. No compramos la Esso porque llegamos diez minutos más tarde que los Calvi.

 

 

-¿Quiénes fueron sus primeros amigos en F. Varela?

 

-Eduardo Moreno y su señora, y también Marita Canepa y Manolito Da Costa. Después fuimos conociendo a mucha gente, como las hermanas Dau…

 

 

 

 

 

(ver nota completa en la edición de papel)

 

 


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