El escarmiento

La contundente derrota sufrida por el oficialismo en las PASO tuvo varias consecuencias, entre ellas, la «intervención» de los gobiernos nacional y provincial por parte de Cristina Kirchner. Su carta pública al Presidente, en la que dejó muy en claro quien manda, por si alguien tenía alguna duda, rozó lo anti institucional. Fue la primera vez en la historia que un Vicepresidente le dice a un Presidente qué es lo que tiene que hacer. Y que éste último le hizo caso. Los cambios en los gabinetes de Fernández y Kicillof fueron hechos a gusto de la abogada exitosa, que incorporó al primer plano nacional a Aníbal Fernández, el creador de la «sensación de inseguridad», y a Juan Manzur, denunciado por alterar índices de mortalidad infantil en su provincia y hasta por la propia Ministra de la Mujer, Elizabeth Gómez Alcorta, por impedir el aborto de una nena de 1...

Los chanchos

No fue un error. Fue un delito. Y un delito por lo menos similar –o peor, dada su investidura- al que cometieron los 14.000 argentinos imputados por haber roto el aislamiento obligatorio que el propio Presidente decretó e incumplió.
Que Alberto Fernández haya estado participando de una fiesta en Olivos al mismo tiempo que en las calles las fuerzas policiales perseguían, controlaban, encerraban y hasta mataban a la gente es, además de una violación a la ley, un acto de inmoralidad y falta de empatía que la sociedad debería cobrarle en las urnas, y la Justicia, en los tribunales. Pero ya se sabe: la memoria no es algo que distinga a nuestra sociedad. Si hasta a los «vacunados VIP» se los premió con un ministerio, como pasó con el ex guerrillero Taiana, o con un lugar destacado en la lista de pre candidatos a diputados nacionales, como ocurrió con Julio Pereyra, décimo en la n&...

No eran los glaciares

Con la confirmación de la compra de 20 millones de dosis de Pfizer, con casi un año de retraso, se cayó una nueva mentira de un Gobierno que sigue fracasando en todos los frentes.
Luego de meses de hablar de las «condiciones inaceptables» que el laboratorio supuestamente había exigido en la operación, y que desde el oficialismo se dijera que los norteamericanos habían «pedido los glaciares» para firmar el convenio, el Gobierno se vio obligado a modificar la ley que impedía la llegada de las vacunas a nuestro país.
Al tiempo que se vanagloriaba de su manejo de la pandemia, el presidente se vio sacudido por la revelación de un mail de su asesora Cecilia Nicolini a Rusia, en el que se reconoce una «situación muy crítica» con respecto al envío de vacunas, y algo peor, donde quedó al desnudo el uso político y electoral de la emergencia: «...

Lo que esta en juego

El Presidente está enojado. Grita y ataca a la oposición. Pero la oposición no gobierna. El que gobierna es él, o Cristina. «Prefiero un 10 por ciento más de pobres que 100.000 muertos», dijo en su momento. Y lamentablemente ambos pronósticos parecen estar cerca de cumplirse.
«Les pido que no hagan política con la Pandemia», había dicho la vicepresidenta, en una de sus pocas declaraciones públicas en los últimos tiempos, y a las tres horas Alberto Fernández apareció en Ezeiza, con un chaleco fosforescente, recibiendo un cargamento de vacunas.
Claro que, ya en «modo Elecciones», el primer mandatario también encabezó un «acto de homenaje» a las víctimas, hablando de «unidad», cinematográficamente filmado y guionado, y conducido por una actriz del «palo», bien remunerada por su «solidar...

Que vengan…

Es imposible no vincular la foto de Lara, la chica de 27 años que murió de COVID esperando una cama en un hospital santafesino, con la imagen de Zannini, afirmando «no arrepentirse» de haberse vacunado haciéndose pasar –él y su mujer- por «personal de salud».
Aunque para Alberto Fernández «no es un delito adelantarse en la fila», según lo dijo con su catadura moral habitual cuando justificó a los «vacunados VIP», cada uno de los que se robó una vacuna se robó la vida de otro argentino.
Las cifras del Coronavirus en Argentina pulverizaron las filminas comparativas del Presidente: somos el país con más muertos por millón de habitantes y menos del seis por ciento de los argentinos fueron vacunados con las dos dosis. Es un buen momento para preguntarnos en qué quedó aquella frase de la Ministra por herencia ab intestato Carl...